El Reiki es una práctica espiritual de origen japonés que se ha popularizado en todo el mundo como una forma de medicina alternativa. La palabra “Reiki” se compone de dos kanjis japoneses: “Rei”, que significa “universal”, y “Ki”, que es “energía vital”. Por lo tanto, Reiki se traduce como “energía vital universal”.

La práctica del Reiki fue desarrollada a principios del siglo XX por Mikao Usui. Después de un periodo de meditación y ayuno en el monte Kurama, Usui afirmó haber alcanzado un estado de iluminación que le permitió sentir y manipular la gran energía vital universal. Esta experiencia fue la base para el desarrollo del método Reiki que conocemos hoy.

El Reiki se basa en la creencia de que todos los seres vivos poseen una energía vital que fluye a través de ellos. Cuando esta energía fluye libremente, el cuerpo y la mente están en un estado de equilibrio y salud. Sin embargo, cuando el flujo de energía se bloquea o se desequilibra, pueden surgir enfermedades y malestares emocionales.

Los practicantes de Reiki, conocidos como reikistas, utilizan la imposición de manos para canalizar y transferir energía a otra persona con el objetivo de restaurar el equilibrio energético. Durante una sesión de Reiki, el reikista coloca sus manos sobre o cerca del cuerpo del receptor en diferentes posiciones, con la intención de facilitar el flujo de energía.

Aunque el Reiki se practica comúnmente en persona, también existe la práctica del Reiki a distancia. Esta modalidad se basa en la premisa de que la energía no conoce distancias y puede ser enviada a través del espacio y el tiempo. Por lo tanto, un reikista puede enviar energía curativa a una persona que se encuentra en otro lugar.

A pesar de la falta de reconocimiento científico, el Reiki ha ganado muchos seguidores y se ha integrado en algunos programas de bienestar y hospitales como una terapia complementaria. Los defensores del Reiki argumentan que, aunque no reemplace la medicina convencional, puede ofrecer beneficios emocionales y espirituales que contribuyen al bienestar general de la persona.

En resumen, el Reiki es una práctica que busca promover la sanación y el equilibrio a través de la transferencia de energía vital. Si bien su eficacia como tratamiento médico no está científicamente comprobada, ofrece una experiencia que muchos encuentran reconfortante y enriquecedora en su búsqueda de bienestar emocional y espiritual.